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jueves, 20 de septiembre de 2012

Por qué juzgamos a los demás?

Según la Kabbalah, el 99% del caos en la vida de una persona está causado por el mal de ojo y esto ocurre ocurre cuando miramos con celos, juicio y odio lo que otra persona tiene. La revelación que más miedo da es que no tenemos que ser una persona mala para provocar el mal de ojo. Lamentablemente lo hacemos a menudo, aunque inconscientemente, sin darnos cuenta de las consecuencias que tiene. Recordemos que en el momento en que elegimos dejarnos llevar por pensamientos de la crítica, la envidia, odio, resentimiento, estamos provocando efectos nefastos sobre nosotros mismos. En otras palabras, estamos abriendo una puerta para que esa sentimiento se devuelva rápidamente a nosotros mismos, por la ley universal conocida como el efecto Bumerán: todo lo que va, se regresa. El mundo está estratégicamente diseñado para todas las personas que en nuestra vida comparten comportamientos similares a los nuestros (desde nuestros amigos más cercanos a nuestros conocidos casuales; desde los miembros más queridos de nuestra familia a los desconocidos que nos cruzamos por la calle). Todas éstas personas nos reflejan para que podamos tener la oportunidad de ver lo que necesitamos cambiar proactivamente de nosotros mismos. (Ver personas espejo en http://lagranjoy.blogspot.com/2011/01/las-personas-espejo.html ) Y en gran parte, el motivo por el cual juzgamos a otros es porque dudamos de que podamos tener lo que esa persona tiene. No tenemos la certeza de que el Creador haya querido ese mismo éxito y felicidad para nosotros. Cada quien proyecta sus defectos psicológicos sobre los demás y cada cuál ve en el prójimo sus propios defectos. Los defectos que endilgamos a otros, los tenemos muy sobrados en nosotros mismos. Si detectamos nuestros propios defectos en otros y nos causan especial rechazo (aunque consciente o inconscientemente no reconozcamos ese defecto como nuestro) es porque quizá se hace necesario que comprendamos la impresión que causamos nosotros a los demás. Han escuchado la frase que dice "una mirada vale más que mil palabras" ?? Bueno esto es porque nuestro primer contacto con el entorno se concreta mediante la vista, los ojos delatan a una persona si es pacifica o agresiva; si es coqueta o lasciva, si rabiosa o envidiosa, tímida o provocadora. La vista es el órgano que mas poder puede canalizar debido a su correspondencia con el hígado donde se acumula toda la rabia y la frustración, la simpatía y la confianza. Mediante la mirada podemos trasmitir esas emociones y muchas veces de forma inconciente. Cuando estamos enamorados los ojos nos brillan, la ternura de la madre se percibe en la mirada sobre su hijo, la ira se refleja en las chispas que desprenden nuestros ojos, y la envidia, enturbia la expresión, no hay brillo en los ojos, se oscurecen y los parpados se entrecierran. Los defectos que cargamos en nuestro interior, nos vuelven injustos para con el prójimo. Hagamos el siguiente ejercicio: Cada vez que mires a alguien y pienses: “¿Por qué no tengo eso?” o “No me gusta esa persona...”, haz lo siguiente: Haz una lista de tres cosas en tu vida que aprecias. Recuerda que lo que no te gusta de otra persona es algo que no te gusta de ti mismo. Al concentrarte en apreciar lo que tienes en lugar de mirar lo que otros tienen y tú no, puedes neutralizar tu envidia, diluir tus celos y poner fin a todos tus actos de juicio justificados para poder protegerte a ti mismo y a los demás de tu propio mal de ojo.

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